miércoles, 9 de junio de 2010

SIERRA DE LOS AGRIOS








EL AGUILON DEL LOCO, EL PICON DEL GUANTE Y EL RAYAL.
Día: 22/05/2010
Participantes: Monte, José Antonio, Rodolfo, Romualdo, Pascual, Pepe, Juanjo, Julián y Lourdes.

Cordillera de los Agrios, con tres montañas agudas y fieras: el Aguilón del Loco (1.956 m.), el Picón del Guante (1.931 m.) y el Rayal (1.834 m.). Finalmente, la sierra de Cazorla se desploma hacia el Puerto de Tíscar a lo largo de una impresionante ladera conocida como Pecho de las Ardillas, quizás por el color blanco de la caliza.

Ruta:
Llegamos desde Elche por la autovía hacia Granada, giramos en la salida siguiente a la de Baza que señala Pozo Alcón. En el pueblo paramos para desayunar y desde allí vamos al santuario de Tíscar y seguimos dirección al puerto. A unos dos kilómetros, antes de una curva, hay con un camino y un panel, donde se pueden aparcar justo dos coches. Este es nuestro punto de partida.
Empezamos subiendo por el Barranco de la Cañada de Tíscar. Hay un arroyo a nuestro lado izquierdo. Estamos rodeados de olivares y amapolas que hacen la ruta preciosa. Enseguida cambia el tipo de arbolado y aparecen los pinos laricios. Subimos en zigzag viendo la ladera de nuestra cordillera a la izquierda que brilla en el alto por la falta de arbolado, dándole un aspecto lunar.
En vez de acceder a un pequeño valle optamos por girar hacia la izquierda ganando altura hasta lograr coronar el Aguilón del Loco o Villalta (1.956 metros). Desde aquí se puede ver las cimas del Cabañas, La Sagra y El Banderillas. Abajo, a nuestros pies, aparece el nacimiento del Gualdalquivir. Un verdadero paraíso.
De aquí, tras reponer energías, tomamos la crestera de la Sierra de los Agrios y tras pasar por la Navilla Alta nos dirigimos al Picón del Guante. El camino cuenta con muchas piedras sueltas y hay que caminar despacio y con mucho cuidado. Con el abismo a mano derecha. No hay que olvidar que se trata de las llamadas las tres cumbres del abismo. Para hacer el Picón del Guante bajamos hasta un colladito y de ahí remontamos una pala de 45 grados de roca suelta. Así pues, a clavar bastones, rodillas y cabeza gacha para remontar otro centenar de metros. Un poco antes de la cima el espectáculo es impresionante: la roca caliza, agrietada, que se precipita hacia el abismo y que está enmarcada por el fulgor nevado de un horizonte dominado por Sierra Nevada. De ahí seguimos hacia el Picón del Rayal (1.834 metros ) final de la cordillera de los Agrios o Agreal. Después de una subida exigente, pero no muy larga, poco a poco nos acercamos a la cima con la compañía de un rebaño de ovejas a las que les asustamos un par de veces y les robamos la sombra. Al final hay que hacer una suave trepada y el punto geodésico nos espera. Allí comemos con las águilas dando vueltas por encima de nuestras cabezas y un montón de mosquitos queriendo compartir nuestra comida. Al fondo Sierra Nevada nos contempla. La bajada la hacemos por el Pecho de la Ardillas, hacia el puerto de Tìscar. El descenso es sencillo pero muy pesado ya que hay mucha piedra y un rebaño de cabras presenciando nuestro regreso.

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